La lengua, un placer en el olvido. Consideradas las zonas genitales como únicas armas sexuales, relegamos a la lengua a un segundo nivel, obviando el si fin de sensaciones que llega a provocar con un simple lamido.
Si con un sencillo beso somos capaces de ruborizarnos, sudar, temblar, que un escalofrío recorra nuestro cuerpo o que el deseo irrefrenable se apodere de nosotros, ¿Te imaginas lo que puede llegar a hacernos sentir si la lengua recorre las zonas más inexploradas?
A continuación, descubre cómo convertir la lengua en tu segunda arma sexual y volver loco a todo hombre que caiga en tus redes... ¿Preparada?
El poder de la lengua
La boca, los labios y la lengua tienen miles de receptores sensitivos que son capaces de captar hasta lo más sensible. La prueba está que en un simple beso, ya sea apasionado, salvaje, tímido... somos capaces de sentir sensaciones de lo más placenteras y excitarnos.
¿Sabías que la lengua puede adoptar actitudes distintas según cada persona? A veces se pone blanda, otras dura, la lengua acaricia, penetra y hasta vibra de forma tierna, apasionada, brusca...
Manual para usar la lengua
Juego de lenguas
Cuando se da un beso, siempre hay un besador y un receptor. Para que la excitación sea máxima, es bueno que exista un jugueteo de lenguas mientras se da el beso. Se puede morder, atrapar, acariciar...
La lengua explora la anatomía
El placer se puede dar sin manos y sin penetración. Deja que la lengua recorra suavemente el cuerpo de tu pareja. O bien, deja que sea él quien explore las zonas más erógenas de tu anatomía.
No debemos relegar a la lengua a dar besos. La lengua desempeña una función primordial en el sexo oral. Como ya hemos comentado anteriormente, son muchas las mujeres que llegan al orgasmo antes.
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