
Mantenerse en buena forma y cuidar la línea, sin seguir una rutina estricta de entrenamiento, está a tu alcance si tomas conciencia de cómo se mueve tu cuerpo y aprovechas distintas actividades cotidianas para ejercitar los músculos y articulaciones.
Nadie pone en duda las ventajas para la salud física y mental de hacer gimnasia o deporte de manera regular. De hecho, la actividad física figura de manera habitual en las recomendaciones médicas que se efectúan para prevenir o mejorar infinidad de dolencias.
Pero la falta de tiempo o de motivación, o el estresante y frenético ritmo de vida que a veces deja algún tiempo para el ocio, hacen que muchas veces acudir al gimnasio se convierta en poco menos que una 'misión imposible'.
Para mantenerte a gusto con tu imagen y mejorar tu forma física sólo te hace falta dedicar unos treinta minutos a tu cuerpo y prestar atención a cómo lo utilizas, mientras realizas algunas sencillas tareas en tu casa o en el trabajo.
¿Sabías que en una hora puedes gastar 120 calorías cantando, 145 calorías planchando, 150 calorías limpiando los cristales o conduciendo el auto, 165 calorías barriendo los suelos, 180 calorías paseando el perro o mil calorías subiendo las escaleras? Hay muchas maneras de quemar energía.
Son pequeñas dosis de movimiento, que no implican una rutina severa ni tediosa, pero que te ayudan a tonificar la musculatura, mantenerte delgada, mejorar tu salud circulatoria y reducir tu grasa corporal, cuyo exceso está en el origen de numerosas enfermedades, desde la diabetes hasta algunos cánceres.
De paso, tu estado de ánimo y autoestima también se elevarán, no sólo por efecto de la actividad física, sino porque sabes que a pesar de todos los inconvenientes te estás cuidando.
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